Jump to content

dangerdanger

Recommended Posts

I

 

 

Hacía dos años que el hijo del viejo Donaldo (Donaldo él también) era peon en mi campo. Tenía dieciciete años. Era un joven trabajador y responsable que nunca tenía un solo pero y siempre se le ocurría una solución para cualquier problema que hubiera que solucionar. Por eso cuando me vino a pedir si podía darle trabajo a un amigo suyo, un tal Estanislao. Le dije que me lo trajera para entrevistarlo. No tenía mucho mas espacio en el campo pero quizás podía darle una ayuda, o una recomendación.
Al día siguiente trajo a su amigo Estanislao y lo dejó ahi en la galería. De lo grande que es la casa de seguro se sintió intimidado pobre crío. Donaldo me avisó que me esperaba y se fue a hacer sus cosas. Cuando salí me quedé sorprendido. Era un muchacho rubio, alto y fuerte. Tenía buena contextura, unos hombros anchos y unas manos grandes.
—¿Estanislao? Mucho gusto —le dije y le ofrecí la mano.
Saludó con fuerza, tenía una mano hermosa, grande y fuerte.
—Buen día, señor —dijo todo timido.
Era bastante buen mozo, tenía el pelo corto y bien rubio, debía ser descendiente de alemanes o algo parecido. Eso sí, era tímido que bajaba la cabeza a cada rato. De todos modos me sacaba una cabeza de alto. Cuando Donaldo me dijo que tenía un amigo, me había imaginado otro muchacho como él, pero Estanislao no se le parecía en nada.
—Me dijo Donaldo que andás buscando trabajo.
—Si, señor.
—¿Y qué sabés hacer?
—Lo que se,a señor, puedo aprender el oficio que necesite.
Hablaba de una forma que no se condecía con su cuerpo. Era un rubio de metro ochenta que debía pesar noventa kilos, pero hablaba como un chico de quince años de la mitad de tamaño.
—¿Cuantos años tenés, Estanislao?
—Deciseis, señor.
Le mostré el campo y todas las cosas que había que hacer. Él me contó que no tenía familia que había dejado el colegio. Su forma de hablar era muy tímida, le costaba hacerse escuchar y se sonrojaba aunque tenía una piel algo bronceada que con su pelo rubio le daba un aire hermoso. Eso sin contar su porte que se veía fuerte, mucho mas fuerte que todos los demás chicos de su edad que había conocido y a mis cincuenta años había conocido muchos. Al verlo se me ocurrió lo siguiente:
—Estanislao, te voy a decir la verdad, no necesito a nadie más en el campo...
—Lo entiendo, señor, discúlpeme las molestias.
—No te apures, que todavía no terminé. Como te decía, no necesito a nadie más, pero me vendría bien alguien que sea fuerte que pueda darme una mano cuando lo necesite.
Me detuve y le busqué la mirada aunque la bajó a mis pies.
—¿Te interesaría probar? Veo que sos un joven fuerte, la pregunta es ¿cuan fuerte crees que sos?
—No lo sé, señor, pero si no le molesta me gustaría probar.
El día estaba lindo, no hacía calor ni frío, se podía estar con una camisa como la que estaba él o sin remera en caso de que lo necesitara. Lo llevé adentro de casa y le mostré un escritorio que yo tenía que hacía tiempo quería mover a otra de las habitaciones. Era un escritorio sumamente pesado dado que estaba hecho no solo de madera sino tambien de piedra. Vaya uno a saber por qué. Le expliqué lo que necesitaba y Estanislao se apuró.
—Si querés sacarte la camisa para no ensuciarla, yo no me opongo —dije.
Cuando se sacó la camisa me temblaron las piernas. Tenía un cuerpo todo marcado con sus abdominales perfectos y su cintura estrecha y sobre eso, dos pectorales super desarrollados que hacían pensar que este joven levantaba pesas. Lo mismo sus hombros redondos y sus brazos.
—Wow —dije—, parece que me encontré alguien verdaderamente fuerte.
Estanislao levantó el escritorio sobre su cabeza.
—¿Donde lo pongo?
Sus músculos se tensaron por el esfuerzo y se marcaron todos. Era un hombre impresionante.
—Ejem, en este cuarto, por favor.
Ni bien lo dejó se sacudió las manos para quitarse el polvo y dijo:
—Es una casa muy grande.
Yo lo único que podía pensar que era grande era su increible pecho. ¡Que hombre! Acababa de descubrir oro. Ahi estaba sin remera con su cuerpo cubierto de musculos como si no pasara nada.
—Estanislao, creo que en el campo hay trabajo para alguien fuerte como vos.
Su rostro infantil se iluminó con una sonrisa.
—Hagamos tres meses de prueba y vamos como resulta.

Estanislao se vino a vivir junto con Donaldo en la casa menor destinada a los peones. Supuse que ahí debian estar mas cómodos. Lo primero que hice fue definirle a ambos como ibamos a trabajar.
—Estanislao, quiero que ayudes a Donaldo en todas las tareas que él requiera algo de fuerza. Donaldo quiero que aproveches las fuerza de él para lo que te venga bien, de todos modos no va a ser su único trabajo. Hay varias cosas que tengo que arreglar en el campo para lo que necesito alguien fuerte.
—Si, señor —dijeron ambos.
La semanas siguientes le pedí a Estanislao todo tipo de tareas para que hiciera fuerza. Lo hice cargar troncos, talar arboles, llevar cosas pesadas de un lado a otro, levantar una pared pequeña de piedras. La temperatura para mi suerte fue subiendo y él no tuvo más remedio que sacarse la remera para cada una de estas tareas. Cuando no tenía sentido que lo supervisara lo espiaba escondido. Su cuerpo era impresionante. Nunca había visto a un hombre con un pecho tan desarrollado y duro. Se notaba que no tenía nada grasa y que sobresalía solo por el inmenso tamaño muscular que tenía. Y para mi sorpresa con cada trabajo que yo le daba no solo tenía que sacarse la camisa sino que se veía que estaba cada vez mas musculoso.
Una tarde que le pedi que me ayudara a mover unos muebles. Antes de sacarse la camisa, el boton del pecho salió volando por la presión de sus tetas enormes y musculosas.
—Se te cayó esto —dije acercándome.
Había quedado a la altura de su pecho enorme que sobresalía por la camisa. Estanislao estaba tan avergonzado que no sabía que decir.
—Disculpe, señor, es la única camisa que tengo.
—Bueno, vamos a tener que solucionar eso —dije—. Sacate la ropa.
Fui a mi ropero y busqué la cinta para medir. Cuando volví me encontré con Estanislao totalmente desnudo. La imagen de su cuerpo me dejó mudo. Me acerqué sin pensar. No solo su torso era una maravilla enorme y dura perfecta con unos pectorales que sobresalían y unos abdominales marcados en su cintura muy pequeña, sus piernas eran dos troncos gigantes llenos de tendones y su pija era enorme.
—Perdón, no fui claro, quedate en calzones.
—Oh, perdón, señor, perdón. No entendí.
Estanislao estaba rojo de vergüenza. Se notaba que no tenía experiencia en el trato con personas, aunque su cuerpo daba a pensar en cosas duras y fuertes, su personalidad era todo lo contrario.
—No te preocupes —dije y lo miré como si fuera un jarrón—. Algo me dice que se te rompió la ropa porque estás un poco mas grande. ¿Puede ser?
—No sé, señor. Es la única ropa que tengo.
—No te preocupes, vamos a solucionar eso —dije y comencé a tomarle las medidas de todo su impresionante cuerpo—. ¿Siempre fuiste así de grande, Estanisao? Digo, estás bastante desarrollado muscularmente para tu edad.
—Supongo que si, señor. No lo sé en verdad, no tengo con quien comparar.
—Te lo digo yo —dije mientras medía su cuerpo y sin pudor aproveché para apoyar mis manos sobre sus pectorales como si fueran cualquier cosa—. Nunca tuve un peon tan desarrollado.
Estanislao no dijo nada. Cuando terminé me paré a su lado a centímetros de su increible pecho y le mostré lo que había anotado.
—Estas son tus medidas, ¿Ves? Con esto voy a pedir ropa de tu talle para asegurarnos que no te vuelva a pasar eso. Mientras tanto si querés podés andar sin camisa. 
—Gracias, señor —me dijo y se fue a cargar cosas.

Semana a semana la cosa siguió de esa manera. Estanislao cargaba cosas, usaba su musculoso cuerpo para lo que yo quisiera y tenía el enorme placer de verlo pasar sin remera haciendo fuerza. Era un espectáculo impresionante. Para mi sorpresa a las dos semanas volvió todo acongojado.
—Señor, disculpe.
—¿Que pasa, Estanislao?
Ahi me mostró que el mismo botón de antes había vuelto a salirse de la nueva camisa que le había comprado. Su pecho estaba cada vez más grande.
—Le pido mil disculpas, señor. Le prometo que le voy a pagar la camisa rota.
Lo hice pasar a la casa y le dije:
—Estanislao, no te preocupes por esta camisa, yo solo quiero que estés cómodo y se ve que tu cuerpo no está cómodo en esta camisa. Al parecer tanto esfuerzo físico te volviendo más grande. Dejame que te ayude.
Y con mucha suavidad le saqué la camisa. Aproveché para pasar mis manos por sus músculos. Eran enormes y duros. Era un tacto increible.
—Definitivamente tenés el pecho más grande —dije con mis dos manos sobre su pectorales—. Lo mismo le pasó a tus hombros y tus brazos.
Volví a tomar las medidas y le mostré la diferencia. Parado junto a él me di cuenta de algo.
—¿Estás mas alto?
—No lo sé, señor.
Vamos a medirte. Y con eso me subí a un banquito para quedar a su misma altura y dejé caer un metro sobre su espalda increible.
—Un metro ochenta y cinco.
Me bajé del banquito y perdí el equilibrio. Me apoyé en sus increibles pectorales y él me sostuvo con sus enormes brazos.
—Gracias, señor —me dijo y se fue.
Semana a semana tuvimos que medir sus musculos, el tamaño de su espalda, su altura y el ancho de sus piernas. Estanislao crecía como una planta. Cada semana estaba más musculoso, mas alto y con la espalda más ancha. Era increible verlo crecer y pararme a su lado me hacía temblar de los nervios. Así fue como llegó hasta el metro noventa y cinco. Su pecho enorme flotaba sobre mi cabeza.

Cuandos se cumplieron los tres meses de prueba ocurrió esto:
—Estanislao, como sabés acaban de terminar los tres meses de prueba.
—Si, señor. Le quiero agradecer por la oportunidad, señor.
—No hay nada que agradecer. Te quería contar como vamos a hacer ahora.
Lo llevé a un galpón que tenía casi vacío donde tenía un gimnasio bastante viejo que había usado cuando era joven. Estaba lleno de polvo y la verdad que estaba todo oxidado.
—Quiero que limpies este lugar y lo uses.
—¿Que lo use?
—Si, necesito que estés mas fuerte para las tareas que te voy a pedir.
—¿Que tareas señor?
—No importa, por ahora lo unico que me interesa es que te vuelvas mas fuerte porque no creo que con la fuerza que tenés ahora puedas hacer lo que necesito y eso es muy importante.
—Entiendo señor.
—Para eso vamos a cambiar tus comidas así estás bien alimentado. La cocinera te va a llevar la comida y los suplementos para que comas.
—Si, señor.
—¿Alguna vez estuviste en un gimnasio?
—No, señor.
—¿No? Bueno, hagamos esto. Limpia todo y cuando esté limpio yo te enseño como entrenar.
Cuando entré a la casa me avisaron que había llegado el correo. Las pastillas de anabólicos habían llegado. No podía estar mas contento.

Estanislao limpió todo y ese mismo día le di una rutina y le enseñé como entrenar.
—Quiero que entrenes de lunes a viernes durante dos horas. Yo te voy a dejar los ejercicios anotados, pero los pesos los vas a ir descubriendo vos. Quiero que tengas claro que necesito que ganes mucha mucha fuerza para lo que te voy a pedir de hacer por lo que vas a tener que esforzarte mucho. ¿Entendido?
—Si, señor.
Estanislao no tenía idea de como entrenar pero su cuerpo eran tan fuerte que los pesos y las máquinas que estaban en ese lugar rapidamente le quedaron chicos, por lo que invertí un buen dinero en comprar máquinas nuevas, barras,  mancueras y otras cosas. En un mes convertí ese garage en un gimnasio super equipado.
—Estanislao, esa ropa que tenés no sirve para entrenar así que te compré estos pantalones y estas zapatillas.
Eran los pantalones mas cortos que había conseguido para alguien de su tamaño.
—¿Sin camisa, señor?
—Sin camisa y solo con esto.
Cuando se cambió por poco me desvanecí. Su pecho parecía hecho de cemento, brotaba como dos montañas duras sobre su cuerpo. Daban ganas de apretarlo con fuerza.
Con cada ejercicio que él no entendía (no entendía ninguno) yo aprovechaba para tocarle el cuerpo y mostrarle donde tenía que hacer fuerza y qué musculo tenía que tensar. Su cuerpo estaba durísimo, mucho más duro de lo que había imaginado. Pronto los anabólicos empezaron a hacer efecto, se los disolvía en cada comida y su cuerpo no tardó en crecer todavía más. De una semana a la otra su fuerza se duplicó y todos sus musculos aumentaron de tamaño. Fue tanto lo que creció que no podía bajar los brazos de lo hipertrofiada que tenía la espalda. Era un espectáculo increible. Al mes ya levantaba 200 kilos en el banco plano. Cuando terminaba sus pectorales parecian a punto de explotar.
—¿Está bien, señor que tenga el pecho tan duro? —decía y se acercaba para que me fijara.
Yo apoyaba mis manos sobre su pecho y lo masajeaba bien fuerte. Era increible el tamaño de sus músculos.
Semana a semana seguía midiéndo su cuerpo. No tardó en llegar a los dos metros y superó los 130 kilos. Se estaba convirtiendo en una bestia.
—¿Estoy suficientemente fuerte, señor? —me preguntaba con su voz toda tímida con su cuerpo inmenso y todo duro en calzones mientras yo medía cada músculo de su cuerpo.
Yo me apoyaba en su pecho cuando me subía al banquito. Era una sensación indescriptible el tamaño y lo duro que tenía los pectorales.
—Estás bien, pero hay que seguir creciendo —le decía yo.
Un día que tocaba medirse me preguntó si podía traerle un pantalón mas grande. Entonces me alejé y miré lo que estaba pasando debajo. Sus piernas se habían convertido en dos monstruos llenos de músculos inmensos, pero no solo eso. Dentro del pantalón parecía llevar una banana enorme.
—Vamos a tener que medirlo todo.
—Si, señor —dijo y se bajó el pantalón.
No estaba preparado para lo que vi. Su pija era gigante. Igual de grande y desproporcionada que el resto de sus músculos.
—Permiso —dije como si fuera un doctor y le levanté la enorme poronga con una mano mientras medía con la otra.
Era veinticinco centímetros flácida y tan ancha que no podía rodearla con una mano.
—Estanislao, voy a necesitar que se te pare para medirla bien.
—¿Cómo, señor? —dijo sonrojándose.
Era un gigante musculoso desnudo con una fuerza increible en todo su cuerpo pero que se comportaba como un niño.
—Quiero que cierres los ojos y pienses en cosas que te exciten. Yo te voy a ayudar.
—Si, señor.
Aproveché para poner mis dos manos sobre sus pectorales y los empecé a masajear con fuerza mientras su pija se iba parando y adquiría un tamaño impresionante y deproporcionado. Aproveché para tocar todos sus músculos, sus brazos enormes, sus piernas duras y musculosas, gigantes. Pero sobre todo su pecho, su increible pecho de hombre, enorme y lleno de fuerza. Un pecho de macho que parecía a punto de explotar de lo grande y duro que estaba.
Cuando terminó su pija era un monumento a un cañon. Apoyé una mano sobre su pija mientras contra la otra masajeaba su pecho.
—Impresionante —dije—. Sos enorme, Estanislao.
—¿Soy lo suficientemente grande, señor? —me preguntó.
—Estás muy bien.
Su pija medía medio metro de largo.
Así siguió la cosa. Cada día Estanislao estaba mas grande y musculoso. Cada semana ocurrían cosas como estas.
Estanislao estaba en mi cuarto totalmente desnudo y transpirado después del entrenamiento. Yo lo secaba con una toalla y terminaba de medirlo incluido su pija erecta. Él siempre me preguntaba.
—¿Soy lo suficientemente grande, señor?
Yo me acercaba y le tocaba todo el cuerpo. Todos los músculos enormes y llenos de fuerza y le decía:
—Estás muy bien, me gusta que estés bien musculoso, solo falta un poco más y vas a estar listo.
Para ese entonces ya me sacaba tres cabezas. 
—Estás mucho mas alto.
—Siento que estoy un poco grande, señor.
—¿Un poco? Estas gigante. ¿Te sentís mas fuerte?
—Sí, señor, me siento muy fuerte. Siento que puedo levantar un auto con mis manos. ¿Soy lo suficientemente musculoso para usted?
—¿Sentís el pecho mas grande?
—Si, señor, lo tengo muy duro todo el tiempo. Y cada vez mas grande, ya no me entran las camisas.
Aproveché para tocarle los pectorales.
—Tenés el pecho inmenso, Estanislao. Nunca había un pecho tan grande como el tuyo.
—Siento que tengo mucha fuerza en el pecho.
—Se nota, este pecho es impresionante.
Una tarde le pedí que me ayudara a cambiar una lamparita. Estanislao entró todo inflado después de entrenar y con los brazos todos duros. Su pecho brillaba. Le pedí que me levantara.
Me alzó sin problema, no le pesaba en lo más mínimo. Cambié la lamparita y me agarré de sus hombros enormes y duros.
—¿No te peso, Estanislao?
—Para nada, señor, apenas siento el esfuerzo.
—Tenés los músculos enormes. Puedo sentir tus hombros todos duros. ¿Tanta fuerza tenés?
—Sí, señor, puedo sostenerlo así durante un rato largo sin cansarme.
—¿Me podés levantar y subir?
—Sí, señor —dijo y me bajó y subió como un bebé.
—Hacelo varias veces que quiero ver algo.
—Sí, señor.
Usó mi cuerpo de mancuernas mientras sus brazos se inflaban con cada movimiento.
—Estás enorme, Estanislao. Sos un hombre inmenso.
—¿Estoy lo suficientemente fuerte, señor?
—Flexioná el brazo.
Se me quedó mirando sin entender. Me bajó y le mostré como hacerlo.
—¿Así, señor? —dijo y su bicep se volvió una montaña.
—Impresionante. ¿Te gusta ser tan grande y musculoso?
—Sí, señor, me siento muy fuerte.
Mientras hablaba y flexionaba yo aproveché para tocar todo su cuerpo. Sus pectorales enormes, sus brazos, su espalda, sus piernas y hasta su pija erecta.
A la semana siguiente pedí una dosis mas alta de anabólicos. Dos semanas después Estanislao entró todo transpirado. Parecía brillar. Sus musculos eran gigantes, estaba todavía mas alto y enorme. Era una bestia. Me contó que había levantando 400 kilos con el pecho. Me sacaba cuatro cabezas. Me subí al banquito para tocarle le pecho.
—Estás enorme, Estanislao, nunca vi un hombre tan musculoso.
—Me siento muy grande, señor. Tengo todo el cuerpo duro y los músculos cada vez mas grandes.
Me acerqué para acariciar sus abdominales. Me miró desde arriba de sus pectorales, con la pija inmensa parada y las piernas enormes. Me preguntó:
—¿Soy lo suficientemente musculoso para usted, señor?
Y ahí sin mas no pude evitarlo. Le empecé a chupar la pija erecta. Era demasiado grande y su cuerpo demasiado musculoso.
—Sos enorme, Estanislao. Nunca vi un hombre tan grande.
—¿Tengo la pija lo suficientemente grande, señor? —me preguntó mientras él se la agarraba con una mano y con la otra se tocaba el pecho— ¿Y mi pecho es lo suficientemente musculoso, señor? ¿Le alcanza mi fuerza, señor? Si lo necesita puedo crecer mas. Puedo volverme mucho mas grande si usted lo necesita.
—Si, lo necesito... —dije y Estanislao acabó un enorme rio de semen.

  • Like 16
  • Upvote 1
Link to comment
Share on other sites

No puedo creer lo que son tus historias, chabón!!! Cada vez que me llega una notificación tuya me emociono, jajaja. Seguí subiendo, son fantásticas! Quiero leer más de todas, en especial la de Tomás y esta 👏🏻👏🏻

  • Like 1
  • Thanks 1
  • Upvote 1
Link to comment
Share on other sites

5 hours ago, dangerdanger said:

Tengo la pija lo suficientemente grande, señor? —me preguntó mientras él se la agarraba con una mano y con la otra se tocaba el pecho— ¿Y mi pecho es lo suficientemente musculoso, señor? ¿Le alcanza mi fuerza, señor? Si lo necesita puedo crecer mas. Puedo volverme mucho mas grande si usted lo necesita.

O3O | Animal Groups Roleplay Wiki | Fandom

Yaaaaaaassssssssssssssssssss !!!

 

  • Like 1
  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

II

 

Yo había creído que los anabólicos ya habían hecho su efecto pero una semana después me di cuenta de que estaba equivocado. Estanislao no solo empezó a ganar más fuerza, sino que sus músculos aumentaron todavía más de tamaño. Cada día que venía estaba más duro, su pecho era una montaña de músculos super desarrollados. Cada vez sobresalía más de su cuerpo.
—Me parece a mí o estás mas grande, Estanislao —le preguntaba mientras pasaba mis manos sobre sus inmensos pectorales.
Para llegar tenía que subirme a una silla mas alta. Estanislao ya me sacaba cinco cabezas, se estaba convirtiendo en un gigante de músculos increíbles.
—Si, señor, siento las cosas achicándose a mi alrededor.
—Tenés los músculos más grandes, lo sentís.
—Si, señor, tengo el pecho mucho más duro. Me cuesta moverme de lo grande que es. Lo mismo me pasa con los brazos que los siento enormes y pesados. Donaldo dice que estoy muy grande.
—¿Así que dice eso?
—Sí, pero yo le dije que usted necesita que mis músculos sean mas grandes asi que yo sigo creciendo. Creo haber duplicado mi fuerza de la semana pasada a esta. ¿Quiere que le muestre?
—Si, por favor.
Fuimos al gimnasio y él cargó unos pesos imposibles en la barra. Llegaba a casi ochocientos kilos. Mientras él preparaba todo yo iba a su lado tocando sus piernas enormes y sus abdominales. Era lo único que llegaba sin subirme a una silla. Sobre mi cabeza se movía su inmenso pecho.
—Cuidado, señor, estoy demasiado grande y podría golpearlo —me dijo cargando la barra.
—¿Cuánto hay ahi?
—Ochocientos kilos, señor.
Se sentó sobre el banco y me acerqué a sus pectorales. Empecé a besarlos. Incluso se sentado me sacaba una cabeza. Delante mio tenía su inmenso pecho todo musculoso.
—Estanislao, sos enorme. Nunca vi un hombre con un pecho tan grande.
—¿Quiere que me vuelva más grande, señor? Porque algo me dice que puedo crecer mucho más.
—Si, por favor.
Se acostó sobre el banco plano y empezó a subir y bajar la barra. Con cada movimiento podía ver cómo su pecho iba creciendo más y más. Se estaba inflando con cada esfuerzo. 
—¿Sigo, señor?
—Seguí.
—Si, señor —dijo.
Y siguió aumentando de tamaño, cada vez mas grande con los músculos cada vez más enormes y duros. La barra de ochocientos kilos parecía no pesarle.
—¿Sigo, señor?
—Segui, necesito que seas más fuerte y más musculoso. Necesito que seas el hombre más fuerte del mundo.
—Si, señor.
Hizo cien repeticiones y dejó la barra. Su pecho brillaba todo duro e inmenso.
—¿Cansado? —le pregunté mientras me acercaba a admirar su impresionante pecho. Se había vuelto duro como una pared.
Se fue parando despacio sin dejar de mirarme. Estaba todavía mas grande, mas ancho, el pecho mas salido y todavía mas alto.
—Ya no siento la resistencia de lo grande que estoy —dijo y flexionó los brazos—. ¿Así de grande está bien, señor? ¿Soy lo suficientemente musculoso, para usted?
—Estanislao... estás gigante...
—Hago lo que usted necesite, señor... Si necesita que esté mas grande sigo entrenando... Puedo crecer mucho mas... Tengo el cuerpo lleno de fuerza...
—Alzame, por favor.
Me lavantó con una mano y quedé a la altura de increible pecho. Lo toqué con ambas manos mientras lo besaba, era inmenso y ancho.
—Que pecho que tenés, Estanilao, es inmenso. Sos un hombre impresionante.
—Mi cuerpo está a su servicio, señor, si necesita que sea más musculoso yo sigo creciendo. Puedo volverme mas grande, podría duplicar mi fuerza si usted quisiera.
—Bajame por favor, quiero ver tu pija.
—Si, señor —dijo y se bajó el pantaloncito.
—Ahora quiero que te masturbes.
—Si, señor —dijo y se empezó a tocar.
—Quiero que cierres los ojos y mientras te tocás la pija y los músculos quiero que me cuentes que te calienta.
—Sí, señor —dijo y echó la cabeza hacia atrás, su cuello era grueso como el de un toro—. Me excita tener los músculos tan grandes y ser tan fuerte. Me excita ser enorme y ver que todos son mucho mas chicos que yo. Y me excita pensar como a las minas les gusta mi pecho, mis enormes músculos y mis brazos todos duros. Me excita que quieran que las levante y les muestre lo fuerte que soy, y que me toquen el pecho y digan que soy un semental y que quieran sentir mi fuerza y que cuando vean mi pija gigante se asusten de lo dotado que estoy y tengan miedo de lo grande que me volví. Me excita que me toquen todo el cuerpo diciendo que soy un dios y que nunca vieron a un hombre tan grande y musculoso.
—¿Te excita ser tan fuerte, Estanislao?
—Sí, señor. Tengo los músculos llenos de fuerza y cada vez estoy más grande. Mire mi cuerpo, señor, es enorme. Estoy cada vez mas grande. Y me excita que usted quiera que yo sea cada vez mas fuerte. Me excita mostrarle todo lo hombre que soy. 
—¿Sos muy hombre, Estanislao?
—No tiene idea, señor, del hombre que soy. Mis músculos son mucho más fuerte de lo que parecen.
—Quiero que te vuelvas mas fuerte, Estanislao, quiero que seas un gigante cubierto de músculos.
—Si, señor, voy a crecer todavía más para usted.
Agarré su gigantesca pija y me la puse en la boca con esfuerzo.
—Me excita que me chupe la pija, señor. Quiero que sienta lo dotado que estoy. Mire mi cuerpo, señor. Mire mi pecho, estoy cada vez mas grande y soy cada vez mas fuerte. Nadie puede conmigo, señor, soy invencible. Soy su macho estrella.
Y ni bien dijo eso acabó.
 

  • Like 12
Link to comment
Share on other sites

que buena! acabe rico al final de la historia me salió mucha leche! uufff ricooo deje todo mi jockstrap mojado

sigue con la historia te espero pronto

  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

  • 8 months later...

me encanta esta historia, seria increible que Donaldo inspirado por Estanislao entrenara y suplementara con esteroides a tal punto de llegar a aparecerse a Estanislao y que el senor tuviera 2 peones inmensos

  • Thanks 1
Link to comment
Share on other sites

Join the conversation

You can post now and register later. If you have an account, sign in now to post with your account.

Guest
Reply to this topic...

×   Pasted as rich text.   Paste as plain text instead

  Only 75 emoji are allowed.

×   Your link has been automatically embedded.   Display as a link instead

×   Your previous content has been restored.   Clear editor

×   You cannot paste images directly. Upload or insert images from URL.

×
×
  • Create New...

Important Information

By using this site, you agree to our Guidelines, Terms of Use, & Privacy Policy.
We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue..